Celebración de la Virgen del Mar

La tradición atribuye al presbítero José Daniel Carmona y al empresario Hermenegildo Cruz Ayala (conocido como “don Merejo”) la fundación de las festividades de la Virgen del Carmen.

De acuerdo con las fuentes consultadas es discutible tal atribución al segundo personaje. Otro aspecto que cabe revisar es el año de inicio. En 2013 los puntarenenses celebraron el primer centenario de las Festividades de la Virgen del Mar o Virgen del Carmen (Agüero, 2013a, 2013b), lo que sugiere que se empezaron a realizar en la ciudad de Puntarenas en 1914.

 

Con certeza, las festividades de la Virgen del Mar se celebraron por vez primera en la ciudad de Puntarenas en 1914 y no, como la tradición oral afirma, en 1913. Esta versión se ha reproducido en medios escritos, sin que se haya hecho un esfuerzo de investigación histórica al respecto.
Las fuentes consultadas sugieren que el único fundador, sensu stricto, fue el cura José Daniel Carmona, párroco de Puntarenas en el decenio de 1910. Las élites locales, políticas y económicas apoyaron, desde el inicio, la idea de Carmona.
En 1992, Rafael Armando Rodríguez, sin explicitar sus fuentes, publicó la siguiente historia: Un día de mayo de 1913 don Merejo se apersonó a la casa cural y le propuso al padre Carmona realizar “una pequeña fiestecita religiosa en honor y gloria de la preciosa Virgencita del Carmen, patrona de los navegantes, por haberle salvado de una muerte segura de los arrecifes y bajería de Punta Guiones”.
Don Merejo narró al padre Carmona que él era dueño de una pequeña flota dedicada a la pesca de madreperla y que cada dos meses llevaba sus perlas a Panamá, para venderlas allí. Cuando la pesca no era muy fructífera, sus barcos permanecían tres meses fuera; entonces él iba en su busca y regresaba con el producto a Puntarenas. Cuando no era así, los denominada barcos regresaban cada cuatro o cinco semanas por su cuenta.
La flota había partido en marzo de 1913 y don Merejo no tenía otras noticias de ella que las que por telégrafo había recibido desde Sardinal, por lo que aprovechó que contaba con una nueva embarcación –construida en el astillero de Lorenzo Canessa, El Galileo–, para ir en su busca. Al reunirse con la flota recogió el producto y tomó rumbo de regreso. Entonces el capitán Silvano Nieto le advirtió que se aproximaba una fuerte tempestad, la cual, media hora después, estuvo a punto de destruir El Galileo.
La embarcación, en medio de truenos y relámpagos, fue atacada por olas colosales y veloces vientos. Don Merejo se refugió en su litera, donde invocó a la Virgen del Carmen y le pidió que lo salvara a él y al resto de la tripulación, a la vez que le prometía que, al llegar a Puntarenas “hablaría con el padre de la iglesia y que con su consentimiento le haría una fiestecita en el mar frente al puerto”, en El Galileo. Luego de lo cual, debido a los fuertes movimientos del barco, se golpeó la cabeza y quedó inconsciente hasta que volvió en sí y pudo comprobar que la tempestad había cesado. Reunió a la tripulación y le narró acerca de su invocación a la Virgen del Carmen, pidiéndole rezar con todo fervor en agradecimiento por el milagro (Rodríguez, 1992; 1998a.
No existen referencias al milagro de El Galileo, ni al señor Hermenegildo Cruz Ayala (don Merejo), en los documentos que hemos consultado de la época (1913-1917). Ello no es obstáculo para que en el futuro aparezcan documentos que acrediten el hecho y la participación del señor Cruz Ayala en la fundación de las festividades carmelitanas de Puntarenas.
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